Sebastian Grimberg, La guerra de los secadores, Ediciones Desde la Gente, 2021, 110 p. [Inédit en français] Argentina
“La lucha de los desclasados”
Tres empleados de una estación de servicio deben enfrentar a un grupo de marginales que limpian parabrisas en los semáforos. Se disputan el territorio, el botín es una mísera propina y la herramienta que blanden es un secador empapado en agua y detergente. Se trata de una batalla tan singular como ordinaria, tan extendida como ignorada: es la batalla de pobres contra pobres, la lucha por la supervivencia en los bajos fondos del capitalismo.
Esa es una de las virtudes de La guerra de los secadores, aportar una mirada de soslayo sobre los márgenes de la sociedad, donde todas las formas de injusticia decantan hasta conformar una realidad muchas veces atroz. Y lo hace de manera entretenida, sin pretensiones ni didactismos, retratando con humor un mundo sórdido. Posee esa rara virtud de ser amable con el lector mostrando su verdad sin caer en maniqueísmos ni abundar en posturas políticamente correctas. Sus personajes, bien logrados, con sus limitaciones y sus sueños truncos, rezuman humanidad y generan empatía. Hay en la prosa de Grimberg un parentesco con esas peleas quijotescas y alocadas que uno encuentra en Roberto Arlt, en esos personajes que siempre buscan salvarse o cambiar el mundo con sistemas imposibles. El desangelado protagonista de La guerra de los secadores es mucho menos ambicioso, lo único que pretende es recuperar el amor de Melisa y sobrevivir en una sociedad que lo ignora.
Si bien la base de la novela es una batalla entre personajes de la misma clase social, hay un avance vertiginoso que poco a poco la convierte en otra cosa, algo que no sabemos muy bien qué es y ahí está otro de sus méritos. La aparición de elementos mágicos o esotéricos –una bruja con poderes sobrenaturales, visiones aterradoras, cierta bruma que acecha– le da una dimensión nueva y propone lecturas divergentes.
Existe una mirada en algún punto fantástica. Pero no un fantástico en el sentido borgeano o el que supo cultivar García Márquez. Hay una especie de irrealidad compartida en los personajes, cierta lógica de supervivencia que tiene su propia dinámica y no obedece a los cánones preestablecidos. Se toman decisiones que no conducen a ningún lado o si conducen, muchas veces producen efectos contrarios a los deseados. Y eso no importa, porque en algún punto solo vale estar en movimiento, como si el movimiento por sí solo fuera una solución. Mas que “realismo mágico” se trata de un “pensamiento mágico”, esa dimensión que, lejos de desaparecer, goza de buena salud y sobrevive en los intersticios de nuestra sociedad hiperconectada.
Roberto Montaña
Sebastián Grimberg es narrador y psicólogo. Ha recibido premios y menciones en diversos concursos. Sus cuentos figuran en antologías, revistas literarias y diarios. En 2019 su libro de cuentos inédito Como un ancla obtuvo una primera mención en el Premio Fundación El Libro 2018/19. Ha publicado los libros de cuentos Cada siete segundos (Editorial Conejos, 2014), galardonado con el segundo Premio Municipal de Literatura Ciudad de Buenos Aires, libro de cuentos édito bienio 2014/2015, La mirada del asesino (Editorial CFI, 2015), reconocido con el Premio en Letras de la Bienal Federal 2013 del Consejo Federal de Inversiones, y la novela La guerra de los secadores (Editorial Desde la Gente, 2021). Posadas, su segunda novela, se publica este año y, para su escritura, obtuvo en 2017 una Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes.