Margarita García Robayo, Tiempo muerto, Alfaguara, 2017
Los tiempos muertos de la posverdad
Lucía y Pablo son un matrimonio de latinos viviendo el sueño americano. Bien educados, inteligentes, y con una pareja de bellos hijos que crecen en un ambiente de libertad y holgura económica. Sin embargo, algo no funciona. Y eso que no funciona se les mete por los intersticios de una vida que busca a toda costa mantener la máscara de una felicidad que se les escapa de las manos. A veces es el desarraigo, otras el simple aburrimiento, en ocasiones toma la forma de la lascivia o del abuso de drogas y la promiscuidad. El resultado es siempre el mismo, una sensación de vacío, de falta de sentido, que los atraviesa de lado a lado, y los instala en la ironía permanente o en esa forma de soberbia de los que se creen que como para ellos nada importa, todos los que tienen fe en algo son unos santos inocentes de la ingenuidad.
Margarita García Robayo sabe retratar esa crisis, le da forma y color a ese tiempo muerto en el que transcurren los días sus personajes desangelados. A estos adultos jóvenes no hay rebeldía que los salve y deambulan entre lo políticamente correcto como por una feria de descuentos probándose diferentes ideas como si fuesen prendas de vestir. Es que ninguno cree en nada, y si la muerte les muestra sus garras, como le sucede a Pablo, solo atinan a deprimirse o a tratar de escribir novelas como si fuera un salvavidas en ese mar de abulia donde todos irremediablemente terminan ahogándose.
Roberto Montaña