Tríptico de la infamia por Mónica Pinto

Pablo Montoya, Tríptico de la infamia, Random House, 2014

Pablo Montoya es un escritor colombiano que busca desprenderse de la literatura patriarcal de Gabriel García Márquez. Apasionado de pintura y literatura, su novela Tríptico de la infamia (Premio Rómulo Gallegos, 2015), nos invita a descubrir la vida de tres artistas franceses: Le Moyne, cartógrafo y pintor de Diepa; Francois Dubois, pintor de Amiens y Théodore de Bry, grabador de Lieja, durante la guerra de religiones en Europa y la Colonización de América.

Con su prosa poética, Pablo Montoya sumerge al lector en esta violencia ejercida en contra de los nativos del nuevo continente y los protestantes franceses, mostrando el vínculo de estos tres pintores como testigos e intérpretes de la crueldad humana.

Tríptico de la Infamia es una novela que cabalga entre la realidad y la ficción histórica de la Europa Renacentista del siglo XVI. El libro ilustra esta confrontación ideológica que dividía a los europeos y disimulaba sus intereses económicos bajo un supuesto humanismo civilizador que luchaba por difundir los principios cristianos.

Los enfrentamientos entre católicos y protestantes quedaron registrados en esos grabados y pinturas, donde observamos el horror de la guerra, el exterminio de los indios y el fanatismo religioso. Las obras seleccionadas por el autor son testimonios visuales de lo ocurrido en el Nuevo Mundo y durante San Bartolomé en París, el 24 de agosto de 1542.

Novela dividida en tres partes en la cual encontraremos la visión de tres artistas cuyo afán es dejar un registro de esta barbarie, sacar a la luz esta legitimización de la violencia en contra de los protestantes (herejes) y habitantes del Nuevo Mundo (salvajes), sustentada en las creencias religiosas de los españoles católicos.

Montoya nos invita a recrear con su descripción minuciosa, estas escenas de mutilaciones, decapitaciones, ahorcamientos, donde incluyen a niños y mujeres, alienando formidablemente la historia, la pintura y la literatura. Es importante poner bajo lupa estos conflictos del viejo mundo que marcaron el rumbo de los eventos en el Nuevo Mundo; como dice Pablo Montoya “La novela histórica no modifica a la sociedad pero podemos aprender de ella”.

Mónica Pinto